sábado 27 de julio de 2024 - Edición Nº649

Nutrición | 13 dic 2022

Poderoso activo: Quercitina

¿Té, frutas y verduras para mejorar la memoria y la cognición?

El consumo de flavonoles puede preservar la memoria y la cognición en el curso del tiempo, señala una nueva investigación. Tres componentes específicos de los flavonoles, en particular kaempferol, miricetina y quercetina, se asociaron con un deterioro cognitivo general más lento.


Por: Basada en nota de Medscape

"Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para empezar a hacer cambios saludables en el estilo de vida, especialmente cuando se trata de la dieta", indicó el investigador principal, Dr. Thomas Holland, M. S, profesor adjunto del Rush Institute for Aging del Rush University Medical Center, en Chicago, Estados Unidos.

"Este trabajo se suma al creciente conjunto de datos que indican que lo que comemos es importante. Una dieta rica en frutas y verduras es fundamental para el funcionamiento cognitivo y físico. Un estilo de vida robusto es necesario para mantener la salud y el bienestar general, especialmente la salud del cerebro", señaló el Dr. Holland.

Flavonoles y memoria

Los flavonoles son una subclase de los flavonoides, una gran clase de compuestos bioactivos con propiedades antiinflamatorias que se encuentran en cebollas, col rizada, lechuga, tomates, manzanas, uvas y bayas, así como en té y vino. 

También podemos encontrarlos en importantes suplementos nutricionales, y potenciar su efecto con su toma. En el mercado argentino encontramos Quelat defense, un suplemento natural que combina el mineral Zinc con la poderosa Quercitina.

Investigaciones anteriores han demostrado que en ratones la quercetina revierte las características histológicas de la enfermedad de Alzheimer y protege la función cognitiva, pero hay escasos datos sobre el efecto de los flavonoles en la memoria de los seres humanos

Para el estudio, los investigadores reunieron datos del Rush Memory and Aging Project (MAP), una cohorte de residentes de Chicago, Estados Unidos, de comunidades de jubilados y viviendas públicas para personas mayores sin demencia documentada al inicio.

El estudio incluyó a unos 960 participantes con una edad promedio de 81 años a los que se les efectuó seguimiento durante un promedio de 7 años. La mayoría (75%) era de sexo femenino y raza y blanca (98%). Cada año rellenaron un cuestionario sobre la frecuencia con la que comían determinados alimentos. También completaron pruebas cognitivas y de memoria anuales que incluían recordar listas de palabras, recordar números y ponerlos en el orden correcto.

Los participantes también informaron sobre nivel de estudios, tiempo que dedicaban a actividades físicas y actividades mentales, como lectura y juegos.

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